lunes, 21 de noviembre de 2011

Museo Balenciaga

Museo Balenciaga, parque Aldamar 3, Getaria
El otro día me fui de excursión al Museo Balenciaga en Getaria con unos amigos y no pudimos hacer otra cosa que aprovechar la ocasión para incluir la cafetería del lugar a nuestro blog.


La foto es terrible, es que sólo teníamos el móvil...
 Después de un impresionante recorrido babeando ante los trajes de Balenciaga puedes disfrutar de un café en la planta baja.

El espacio es realmente amplio y minimalista,
iluminado con unas lámparas bajas en forma de esfera que dan una sensación acogedora y moderna.

La barra (eso verde que se ve al fondo) sigue con la línea minimalista del lugar. Osea que lo único que ves en ella son tres platos con pintxos y bollería. Las máquinas las deben de tener en la cocina.

Otra curiosidad de la barra es la camarera fantasma. No hay nadie, pero en cuanto te acercas aparece de la nada alguien para atenderte. Luego desaparece para conseguirte los cafés, pero la tienes de vuelta antes de que te des cuenta.

Añadir leyenda
Por cierto, me encantaron las tazas de café, eran grandes pero con estilo, muy en la línea del museo.

Se me ha olvidado comentar que aparte de las sillas que veis en la imagen también había, situados en varios puntos de la sala, unos sillones-huevo en verde pistacho que me habría llevado conmigo si hubiera podido (además eran comodísimos).

Fue una buena forma de rematar una gran tarde.

ATENCIÓN AL CLIENTE: Son rápidos, aunque el hecho de la camarera-fantasma aturde un poco.

BOLLERÍA: Tienen bocadillitos y bollería en la barra, aunque no había demasiada variedad, tal vez porque fuimos ya tarde.

PRECIO DE UN CAFÉ CON LECHE: 1'40€

martes, 8 de noviembre de 2011

Cafés Panchito

Plaza Guipúzcoa 16,  San Sebastián
La versión de Starbucks a lo pijo donostiarra. No por la cantidad de franquicias (sólo hay uno en la ciudad) sino porque los cafés son para llevar.

Si pasas cerca de la plaza Guipúzcoa por la tarde podrás ver a un montón de niñas de 14 años que quedan con las amigas vestidas como si vinieran de la Cibeles Fashion Week, con su vainilla latte/smoothy/café cortado con sacarina en la mano y gesticulando como salidas de Gossip Girl o Sexo en Nueva York.

El local es pequeño y dispone de dos zonas: la zona de bebidas y la zona de la tienda. Porque esto no es sólo un puesto de cafés, es un tienda de café.

Encima del cubículo está el menú
de bebidas con precios.
Analicemos el lugar por partes. La zona de las bebidas es este cubículo que veis a la izquierda, donde dos o tres empleadas se  pelean por encontrar espacio para poder preparar los cafés. Porque no creas que tienen una máquina para todo, no, aquí preparan granizados y batidos y cafés con siropes e infusiones y claro, cada cosa necesita su aparato y es muy divertido ver como se retuercen para hacerlo rápido. Es una mezcla entre las contorsionistas del Cirque du Soleil y un perro marcando terreno, siempre hay un grito de "¡eso lo estaba usando yo!".


Normalmente tienes tres tamaños de café para elegir, pequeño, mediano y grande, pero en algunos casos sólo hay mediano o grande. Una vez te dan el café hay habilitada una mesita con todo tipo de azúcares y condimentos (como canela) para que puedas ponerlo a tu gusto.

No te voy a engañar, el café es un poco malo, no tiene "ni chicha ni limoná", si quieres un café bueno te vas a otro lado, si quieres ser un "guay" vas ahí.

¡Mirad que de cajoncitos!
Y ahora analicemos la tienda. Está pegado al cubículo, no creas que disponen de más lugar, y tienen una gran variedad de granos de café que puedes comprar molido o en grano.

Lo cierto es que la calidad del café que venden es muy buena, así que no entendemos porque el café que preparan les sale tan mal.

Además aparte del café venden teteras, cafeteras, tazas, latas para guardar el café...cosas muy cucas, de esas que desatan tu vena compulsiva.

Resumiendo el café de comprar bien, el de beber mal.

ATENCIÓN AL CLIENTE: Son eficaces, pero tienen cara de bordes y tienen tendencia a estar contándose sus problemas amorosos las unas a las otras mientras te atienden.

BOLLERÍA: Tienen un montón de magdalenas o "muffins" y donuts con coberturas, tienen buena pinta y buen sabor.

PRECIO DE UN CAFÉ CON LECHE: 1,20€ (el mediano).



sábado, 22 de octubre de 2011

Erasmus Bruin Café


Calle Meléndez, 7
El café que más cerca estuvo de triunfar.

Hoy, se presenta en sociedad una cafetería con dos caras. Por un lado, es el bar perfecto. Por el otro, cuando te metes en la parte de atrás, está lleno de mierda por todos lados.

Lo primero, este bar se encuentra en una calle próxima a la Plaza Mayor de la ciudad, y a él acuden cada día cientos de personas a tomar el café o a comer, porque incluye servicio de comidas.

Se trata de un local alargado con dos partes; la de abajo, con la enooorme barra a un lado y unas cuantas mesas;  y la que está subiendo las escaleritas, cuyo techo está poblado de un buen puñado de bicicletas antiguas que cuelgan sobre tu cabeza. 

Y es que este bar se lleva la palma en decoración. Las paredes están atestadas de adornos; no hay un solo milímetro de muro que no esté cubierto de billetes de todos los países, de carteles y fotografías antiguos, de pósters enmarcados, partituras, decoraciones de ciudades en relieve, carteles de neón…

Y eso es sólo en la pared, porque el resto es para quitarse el sombrero. Tienen una máquina de café de las antiguas, (sí, de esas que funcionaban una palanca enorme), un suelo de madera con crujidos incluidos, y las mesas. Cada mesa tiene un cristal bajo el cual se ve una decoración diferente; ranitas de la suerte, condones, bolas de lotería, chapas, corchos de botellas… además de los típicos papeles de Erasmus ultra hormonados de ‘’Mike & Anne was here’’

Merece la pena el visitarlo aunque sea sólo por su estupenda decoración y su música amena. Es acogedor, íntimo, y el café, de buena calidad, sólo cuesta un euro la taza.

Pero ya basta. La otra cara de la moneda apesta desde la entrada.

Es normal que en una cafetería en la que sirven comidas las mesas se ensucien;
Un ejemplo de las mesas que puedes encontrar por aquí. 
NO es normal que no se limpien para los siguientes clientes. Porque al sentarnos en una de las mesas del fondo, hemos comprobado cómo las manos se quedaban pegadas al pegajoso cristal, a la vez que veíamos la capa de polvo que cubría los bancos de madera tallados con la imagen de Erasmus. Y no sólo eso; la camarera, una de las chicas más sonrientes que he visto nunca, ha mudado el gesto nada más atendernos. Ya que te obligan a sonreír, ¿no podrías hacer que al menos parezca una sonrisa creíble?

No hablemos del sistema de ventilación, el cual brillaba por su ausencia, sumiéndote en un ambiente cargado y remanido, y una mezcolanza de olores a caballo entre el café, la fritanga y el sudor.

Pero seamos justos. Estos detalles escabrosos deben ser denunciados a la sociedad; pero tienes, y digo que tienes de verdad, que visitar este café, quedarte pasmado mirando la decoración y hacerte alguna que otra foto. Porque puede que tengas suertes y las mesas estén limpias, y que la camarera tenga un buen día, ¿quién sabe?

ATENCIÓN AL CLIENTE:  La chica ha sido rápida y simpática. Pero falsa.
BOLLERÍA: Tienen comidas, así que todo lo que quieras pedir
PRECIO DE UN CAFÉ CON LECHE: 1,00 €. Sí, como lo ves. Además, tienen bonos de 20 cafés y cosas así. Un primor. 

martes, 18 de octubre de 2011

Art Café

Art Café, Calle Illumbe 9
He de poneros sobre aviso, va a ser una buena crítica. Lo siento Aguilucho, ya sé que tú prefieres que despedacemos las ilusiones de los pobres dueños de las cafeterías, pero es que me caen muy bien, y mi hermana trabajó en él durante bastante tiempo...

Situado en frente de la portería de mi antiguo colegio, es un lugar idóneo para tomar el aperitivo de los domingos por la mañana o para pasar el rato con los amigos tomando un café.

Antes solían hacer exposiciones temporales en las paredes del local, que a los artistillas de tres al cuarto nos vienen muy bien para hinchar el curriculum. Pero después de la remodelación decidieron dejar de hacerlo (supongo que los artistas somos de trato difícil...), eso sí, tienen un papel de pared precioso, y una decoración...¡qué decoración! ¡Tienen un Bambi con bombín! A mi con eso ya me tienen conquistada. Yo es que soy de gustos exquisitos.

¿Veis a Bambi con bombin y pajarita?
Pero no solo tienen a Bambi, también está el espejo antiguo (que me recuerda al de Pimenta Rosa de Oporto), el teléfono jurásico, las fotos de los Beatles, una guitarra...¡hasta tienen una farola!

Y si en algo tienen buen gusto, es en la música, mucha música de los 60 de la que me gusta a mi, y de la que le encanta a mi querido amigo Pez (tú aquí fliparías pichón). Recuerdo una conversación que tuve al respecto  con mi hermana un día que volvió de trabajar: 
-Alba a ti te gustaría la música que ponen en el bar.
-¿Ah, sí? ¿Qué música es?
-Es en inglés.

Mención especial al rinoceronte de porcelana.
Cómo podeis ver mi hermana y yo nos conocemos a fondo. Pero esa no es la cuestión, aquí hemos venido a ensalzar este lugar, así que hagamos un resumen: buena música, buena gente, buena decoración y la posibilidad de encontrarme allí. ¡Son todo ventajas!

Por cierto si os pasais por allí de lunes a viernes sobre las dos y media podréis ver a mis antiguos profes tomando el café en la terraza. Es un recuerdo imborrable de mis tiempos juveniles, nosotros corriendo para llegar a clase y ellos tomándose el cafelito.


ATENCIÓN AL CLIENTE: Estupenda, son gente muy maja, yo hasta les llevo mi taza a la barra cuando termino (que eso solo lo hago cuando me caen bien).

BOLLERÍA: Creo que tienen un tarro con rosquillas, pero lo que está rico aquí son los pinchos, sobre todo los de tortilla con pimientos verdes.

PRECIO DE UN CAFÉ CON LECHE: 1'25 €.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Bideluze

Bideluze, Plaza Guipúzcoa 14
¿Creíais que el resto de los componentes de este blog habíamos muerto?¿Que Aguilucho nos había dado caza para quedarse él solo con el dominio del lugar? ¡Pues no! Simplemente somos unos vagos redomados que al estar cada uno en su ciudad no tienen la presión del grupo por escribir.

Pero eso se ha acabado, tal y como hace Aguilucho con Salamanca, yo me dispongo a abrir vuestros horizontes cafeteriles con los locales de San Sebastián.

Y qué mejor para empezar esta nueva etapa que el café Bideluze, uno de mis preferidos. Bideluze en euskera significa "camino largo" pero vamos que no sé si tiene alguna historia de trasfondo el nombre, yo lo pongo para que vayáis aprendiendo vascuence.

Foto en la que os tenéis que fijar
El lugar tiene un aire antiguo, inglés, con carteles y señales anglosajonas de principio del siglo pasado, del estilo "No spitting", y también tiene varias imágenes con alusiones a los ferrocarriles. Es más, si os fijáis en la foto vereis unas escaleras que suben a un rincón que parece un vagón de tren, con ventanas al piso inferior incluidas.

Antiguamente una de las zonas del café estaba decorada con estanterías de libros antiguos y mohosos que daban un toque bohemio al lugar, pero finalmente las quitaron para conseguir un poco más de espacio y en su lugar comenzaron a poner litografías de Kandinsky, Chillida y demás por las paredes.

A vuestra izquierda podeis ver el sofá, a vuestra derecha
a mis amigas borrosas.
Y ahora llegamos a mi parte preferida, amigos y amigas, en mitad de las mesas hay (redoble de tambores)...¡un sofá! Todos los que hayáis soñado con emular a la gran cuadrilla de Friends podréis conseguirlo aquí, además podréis probar una de sus especialidades, el colacao. Te ponen un tazón gigante (pero gigante) y le untan el colacao por todo el interior, después echan la leche caliente y te lo ponen con galletas maria. Una merienda en condiciones, solo apta para golosos (eso sí,  te van a cobrar por ello).

Por cierto una amiga me hizo una pregunta inquietante el otro día: "¿Te has fijado la cantidad de enchufes que hay en el Bideluze?" Y es verdad. Miré y me di cuenta de que cada 20 cm en la parte alta de la pared había enchufes, enchufes dobles a la altura de las mesas cada poco, en las columnas por los cuatro lados... Os animo a que vayáis y los busqueis. La única teoría plausible que hemos encontrado es que antes de ser un café, el local fuese una tienda de lámparas.

ATENCIÓN AL CLIENTE: Hay veces que tardan en hacerte caso en la barra y si estás en la terraza puedes hacer un sudoku antes de que aparezcan (una vez nos sentamos en una mesa en la que ni siquiera habían vuelto a recoger el dinero, estuvimos muy tentados de irnos con la pasta, pero no lo hicimos, no somos malos), para compensar cuando pides comida te la traen bastante rápido. Por cierto, está lleno de camareros argentinos (otro gran misterio, ¿¿porque son todos o casi todos argentinos??)

BOLLERÍA: Suelen tener cruasanes y un magnifico bizcocho, pero no nos engañemos, la gente va allí a por los pintxos, riquísimos. Mi preferido: el de tortilla con txaka (aka palitos de cangrejo).

PRECIO DE UN CAFÉ CON LECHE: 1'50, si os parece caro no lo pidáis en terraza, allí cuesta ¡2'30!

PD: Mención especial a los azucarillos que nos dieron con los cafés, de la casa lechera Kaiku.

¿Monísmos verdad?



domingo, 2 de octubre de 2011

Café & Té

El eslabón perdido de la cadena.

C/Melendez, 2-4, 37004 Salamanca
Que hay problemas económicos lo sabemos todos; que no puedes ir de café en café dejándote los cuartos por las tarde, también. Es por eso que a la hora de elegir una cafetería en la que pasar el rato tenemos que hacerlo bien, no vaya que un servicio pésimo o una decoración asquerosa nos hagan echar de menos el euro y pico que cuesta por aquí un café con leche.

Situada en la esquina de la céntrica Calle Meléndez,  con un gran ventanal que conforma dos de las cuatro paredes del local, esta sucursal cuenta con todo lo que podríamos esperar de una cafetería creada en serie; simples sillas y mesas de madera en un local cuya decoración sabe a plástico desde que entras.

Y es que la multitud de productos que ofrecen (todos ellos salidos de cualquier cafetería de serie americana) están embutidos en una estética a caballo entre lo funcional y el diseño, y que sin embargo no satisface ninguna de las dos necesidades. Un cartel enorme de una hamburguesa, por mucho que te informe del producto que está a la venta, no resulta agradable si  te estás tomando un café; y es que Café & Té es también restaurante de comida rápida, lo que ha creado un monstruo mitad cafetería acogedora con una ventana monísima y mitad restaurante lleno de modernas que llegan, comen, suspiran y se largan.

Pero hamburguesas aparte, hablemos del café con leche, ya que con la entrada del frío empieza a apetecer encerrarse con una taza en las manos. Una taza con el logotipo de la cadena, un sobre de azúcar con una ínfima cantidad y una cucharilla sacada de un todo a cien nos cuesta la friolera de 1,50 €. Esto se debe, con total seguridad, a la posibilidad de Wi-fi en el local, que además está anunciado con una pegatina enorme que tapa la mitad del cristal. Eso sí, no hay un sucio periódico para hojear si, como yo, no llevas el ordenador pegado al cuerpo las 24 horas del día.

El café no es nada del otro mundo. Ni de este tampoco. Agua sucia con algo de azúcar mezclado es lo que te tomas a duros tragos, situando este café entre los peores que he tomado nunca. Y el local, que no termina de ser acogedor, tampoco anima a quedarse mucho tiempo escuchando la insípida música que suena en un hilo que parece que no va a terminar nunca.

Si pasas con el portátil (o el jodido mac si molas mucho) y te apetece echar un rato en internet, entra, siéntate y no le prestes mucha atención al agua de váter que te van a servir; o gástate cinco euros en uno de los cócteles de diseño, si es que te lo puedes permitir.

ATENCIÓN AL CLIENTE: Ni sonrisas, ni saludos, ni despedidas. Hasta el camarero está precintado y plastificado.

BOLLERÍA: Más que bollería, hay mil pijotaditas que seguro que están buenas. Pero a ver quién se lo permite. 

PRECIO DE UN CAFÉ CON LECHE: 1,50 €. Ni el mejor Galao.


 PD: No hay foto decente, de momento. 

viernes, 5 de agosto de 2011

Sonrisa Kanaya


Con vistas al callejón.

C/ Mesones, S/N, 18001 Granada. Lo verás. 
Un bar de diseño en la ciudad de Granada, con una llamativa entrada en moldes rojos y blancos, y unos cristales que dejan ver un interior limpio y moderno, puede parecer una opción genial para ese refresco fresquito que tan bien sienta tras el paseo. Pero no te fíes de las apariencias.

Lo primero que hay que decir es que ‘’Kanaya’’ (Dios mío…) es tanto una tienda como una cafetería. Supongo que ese es el motivo por el cual la cafetería deja mucho que desear, en aras, puede ser, de una tienda en condiciones.

Como ya dije, el diseño es de corte moderno y atrevido, a saber; rojo, blanco y negro por doquier con ángulos rectos para los muebles, y formas más o menos orgánicas para los asientos, tanto en banqueta de barra como en sofás y mesitas. Pero la mala calidad y el mal gusto se adivinan en este local cuyos ventanales, muy hermosos, te dan vistas a un sucio callejón.

Primeramente, no es conveniente gastarse un pastizal en muebles que quieren ser modernos y cómodos cuando no lo son. Porque al tratar de levantarnos para ir al baño, las espalderas de los sofás se desprendían de una pared en la que había, sí señor, clavos sueltos puestos a lo cutre. Por cierto, que estos sofás en apariencia blancos (pero comidos de suciedad hasta el punto de ser casi grises) son tan incómodos que al final del café tendrás un culo duro y bien colocado sin necesidad de escalar las cuestas que llevan a Sacromonte.

Una vez sentado, mientras evalúas el local con ojo más o menos crítico, una camarera que parece no saber el camino de vuelta a su casa te atiende con una parsimonia y aturdimiento dignos de la mítica Zombi oporteña. Sería absurdo comentar que la carta, extremadamente reducida en variedad, marca unos precios algo altos para una simple coca-cola, pero no vamos a entrar a ese trapo porque esto no es Portugal.

Como la camarera tardará de diez a quince minutos en abrir la botellita enana de refresco, puedes deleitarte con la mierda que hay colgada en las paredes. Oh, perdón. Con los cuadros que hay en las paredes. 
Normalmente no aconsejaría a nadie colgar cuadros de Ikea por su falta de personalidad y esas cosas, pero en este caso lo necesitaban. Urgentemente. Una artista perdida de la mano de Dios ha creado unas obras tan simples como cutres, no solo mal realizadas sino faltas de imaginación, que no sabemos por qué pero marcan un precio de 90 euros por pieza. Claro que sí, campeona.

Para más inri, hay una serie de pegatinas que adornan todo el local, muy malotas y canallas, oh sí, que incitan a los dobles sentidos y a las sonrisas picaronas. Claro, eso si eres capaz de sonreír mientras observas incrédulo un cuadro que representa un reloj haciendo tic-tac. ¿Analogía al tiempo o pedir ayuda a la colega que estudia bellas artes con unas notas de mierda? No lo sé.

Decir que el cuarto de baño, por estar exento de esa decoración estúpida, no tenía demasiados puntos negativos, y un aplauso a la silla de discapacitados para subir a la tienda de arriba. Para todo lo demás, vete a cualquier otro sitio. Y también, que apuñalar el diccionario poniendo ‘’k’’ donde no va para parece más malotes, no funciona del todo bien.

Violación en marcha: los puntos fijos.

REFRESCO: 1,80 céntimos. Sí, hija, sí.            

BOLLERÍA/TAPAS: La primera inexistente. La segunda no se dejó ver.

SERVICIO AL CLIENTE: Gracia en estado puro. Y para quien no sepa qué es esto, una chica con conmoción cerebral para arriba.


Ahora violando las normas de este nuestro blog, voy a comentar ciertos puntos breves que no tienen nada que ver con el café. Así que si no eres quien yo creo que eres, deja de leer esto y dedícate a otra cosa.

En vista de que los miembros integrantes de meia de leite parecen haber muerto, me dispongo a modificar los puntos fijos de cada análisis. También quiero dar un saludo a los otros cuatro perdidos que alguna vez escribieron por aquí y recordarles que el verano va a prolongarse, al menos, todo el mes de agosto. 

sábado, 7 de mayo de 2011

Cafetería Tánger

Cafetería Tánger.

En la acera de enfrente.
Justito enfrente del Museo Serralves

En un caso normal, no podríamos decir que una cafetería que se sale del cinturón interno de Porto cuente con una buena crítica, pero estamos en un caso diferente. Y no, no se trata de un servicio maravilloso ni un local de diseño. La cafetería de la que vamos a hablar hoy está situada en la acera de enfrente de la asociación Serralves.

A pie de carretera con una terraza corriente y moliente, Tánger presentaba esta tarde (no se si de diario) un bonito espectáculo sobre cómo una jovenzuela hacía compañía a un señor a todas vistas unas décadas más mayor que ella. Y eh, que no me meto con lo que nadie hace; no me meto a no ser que la chica se pase mirando a los miembros del grupo uno por uno lo que ha durado el café, no sabemos si tratando de llamar la atención o como simple curiosidad a nuestras miradas.

El interior del local, que esta época pierde cierta importancia, era pequeño, con un par de mesas y una estantería de tabaco y alcohol que lo hacía parecer parecía más bien un estanco grande. Una señora vestida de diario, muy sonriente, nos ha atendido en la terraza; pero se ha empeñado por todos los medios en que consumiéramos cualquier (cualquier) cosa que llevara jamón de york y queso. Sus técnicas de seducción era enseñarnos el paquete de pan bimbo con una enorme sonrisa, entre otras. No había apenas variedad en la bollería, aunque el pequeño bollo con nata que han servido no tenía mala pinta.

Sentarse a ver los coches pasar en una cafetería perdida la mano de dios responde a dos situaciones; una, que vivas en la zona y no tengas cafetera en casa, o dos, que estés esperando (como nosotros) para ver las exposiciones de Serralves. El privilegio de estar tan cerca del museo ha hecho que nos sentemos en la terraza, y no la sombra que arrojaban los edificios sobre el local; eso sí, esta sombra nos proporcionaba corrientes de aire fresco que contrarrestaban un poco el calor acumulado en una hora de camino hacia la zona.
El café, de marca Delta, tenía su correspondiente y deliciosa capa de espumita por encima, a un precio que no te hace gritar; y no esperaríamos menos estando donde está, y contando con que el museo tiene una cafetería que, por hablar de pijotadas, diremos que sus sillas fueron diseñadas por el mismo arquitecto del edificio.

Pero claro… el sentarte en una de esas sillas aumenta unos céntimos el precio del café. Buena opción para los que puedan vivir sin los altos impuestos del museo.

CAFÉ: Un Delta bastante aceptable.           

BOLLERÍA: Escondida por ahí, se empeñan en venderte productos de queso y york.  

SERVICIO AL CLIENTE: Una señora muy amable,

PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0,85 €… en relación al lugar, aceptable. 

jueves, 7 de abril de 2011

Confeitaria Baptista

Cuéntame. O mejor no.


R. Formosa, 285
4000-000 Porto Porto
Cuando vas por Rua Formosa un martes por la tarde, con la calle atestada de gente que viene y va, nada apetece más que tomar un buen café al margen de todo lo que pasa alrededor.   Es entonces cuando ves esta cafetería, a todas luces de nivel, tanto por su céntrica localización como por la buena presencia del local.

Mais...

En el escaparate se muestra la bollería, y ojo al dato, con cartelitos que anuncian el precio. Éste simple detalle la desmarca del resto de locales, en los cuales el hecho de preguntar te hace chasquear la lengua. Una vez dentro, el local es amplio, con la barra a la derecha; una decoración de hace unos 20 años, que al fin y al cabo tampoco sorprende demasiado estando en la ciudad que estamos, y unas largas, largas escaleras que has de subir si lo que quieres es mear.

A la hora de ir a sentarnos todo pintaba bien, hasta que reparamos en un mínimo detalle, y es que apenas cabíamos en la mesa. Y quiero decir con esto que las piernas nos chocaban con las sillas de los lados, apenas podías dejar colgada la mochila sin que se montara en la otra mesa, sin contar con los tres señores al borde de la muerte que se sentaron (incomprensiblemente, dado que el local no estaba muy lleno) a nuestro lado.
La presión del espacio y los cuchicheos y sonidos que salían de las bocas de aquellos señores habría sido soportable de no ser por el terrible incidente del lunch que pedí para relajar el paladar. Alguna mente perversa había colocado aros de cebolla camuflados entre la carne y el queso. Tardé medio lunch en darme cuenta, cuando mi boca ya apestaba a cebolla; gracias a Ana por cambiarme su croasán (aceptable) para no acabar vomitando en medio del local.

En cuanto a los camareros, encajan con la decoración del local; gente que hace 20 años era joven y alegre a la vista, y que ahora…. Son muy buenas personas, porque no les faltó una sonrisa para cobrar el 1,30 del lunch encebollado y un vaso de leche que según nuestra corresponsal aquella tarde es  de lo más barato que ha encontrado en Porto; textualmente,

‘’Dios, al menos no me han cobrado el vaso de leche como si fuera oro’’

Es de mencionar la pequeña y retirada parte del fondo con pared de espejo; hay que pensar que, quitando unas cuantas mesas y dejando la cebolla para otro día, Baptista es una buena opción para sentarse y ver pasar la gente al otro lado del cristal. Pero si vas con más de tres personas, dirígete a cualquier otra cafetería en la que no tengas que abrirte paso entre montones y montones de sillas apelmazadas.

¡¡Ahá!!

- CAFÉ: Delta, de muy buena calidad; aunque sólo probé un sorbito.

-BOLLERÍA: Variedad, sí, pero a qué precios… y con ingredientes extraños a tutiplén.

-SERVICIO AL CLIENTE: Los tres señores mayores te dedican una sonrisa al clavarte el precio, y no destacan por su lentitud; un 7.  


-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0,85 €… en relación al lugar, aceptable. 

domingo, 3 de abril de 2011

Cafetaria Flor de S.Bento

Antiservicial .

Frente a la estación de tren de Sao Bento
(Dirección por determinar)
Tengo el placer de comentar una cafetería que descubrimos por necesidad; la de aguardar una hora en las inmediaciones de la estación de tren  a la espera de ver si nuestro viaje era o no cancelado. Esto evidencia que el local se encuentra prácticamente a la salida del vestíbulo de la estación, por lo que es ideal para esos tiempos muertos que las compañías ( o el exceso de madrugar) provocan.

Y he aquí que terminan sus cosas buenas.

Tener una terraza que invade la calle, rodeada de obras y en un desnivel no es demasiado acertado; lo es menos aún poner sombrillas de tal modo que ninguna arrojara sombra sobre las mesas. Es tal la cantidad de mesas (su área supera con creces al local en sí) que el escaparate y la entrada pasan desapercibidos, sobretodo teniendo en cuenta que se encuentra entre dos tiendas, una de todo a cien, y la otra de souvenirs horterillas.  

Las vistas desde fuera no son del todo malas; lástima para ellos que tuviéramos una obra justo al lado, y que con tanto tránsito de gente tengas que estar más pendiente de la mochila que del café.

Pero hablemos del servicio. Transcurrieron unos 10 minutos desde que nos sentamos hasta que vimos que nadie nos iba a atender en la terraza, por lo que entramos en el local; alargado, estrecho, agobiante y muy recargado con todo tipo de productos y decoración desconcertante (que me expliquen la foto de Pokémon encima del mostrador). Aunque había una gran variedad de bollería, optamos de nuevo por la meia de leite y salimos a esperar. Y esperar. Y esperar.

Al cabo de un rato te sirven por mediación de un camarero que no te mira a la cara y desde luego no te dice hola.  Un consejo; el café con leche NO es recomendable si el sol pega como pegaba esa mañana, porque además lo sirven muy caliente (Buondi sin espumita); los azucarillos eran dignos de ver, pero no se si por la mala calidad del café o por lo aguado que estaba, al echarle los dos sobres estaba súper dulce. Punto a favor; te alegra el paladar. Punto en contra; quiero un café, no un caramelo.

Como suele ocurrir en las cafeterías en las que todo pinta mal, la peor sorpresa estaba reservada para el final. Al ir a pagar, nos sablaron 1,50 por cada café con leche. Eso, sumado al calor, la tardanza, el mar servicio, el agobio de la gente, nuestro tren que no salía y muchos, muchos otros problemas ajenos a este blog hicieron la sentencia de muerte. Reservamos este bar para un día sin sol en el que la cafetería de la estación (de la cual hablaremos más adelante) esté cerrada.

Reiteremos:

- CAFÉ: Buondi que se torna leche acaramelada cuando le echas el azúcar.

-BOLLERÍA: Mucha variedad, pero con esos precios no me atrevo a pedir.

-SERVICIO AL CLIENTE: Aparte de lentos, desagradables.



-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 1,50 €. Nos timaron como a españoles. 

lunes, 28 de marzo de 2011

Cafetaria Pingo de Cimbalino.

Praça de Guilherme, Gómes Fernandes Nº64

Café- adictos!! De nuevo desde Porto para criticar
lo que nos atañe.    

Para centrarnos en lo que importa realmente, lo primero y más importante en destacar de este lugar es, como no, el horario. No se si ha sido comentado anteriormente, pero los domingo en Porto es muy complicado, por no decir que se convierte en todo un reto, llevar a cabo nuestro habitual ritual del café. Para el resto de los humanos es impensable que los domingos cierren las cafeterías (absurdo, sí señor.... no consigo comprender aún) pero aquí es algo normal, el hecho de que estos maravillosos señores calmen nuestra sed es de merecido respeto y gratitud, éste es el motivo que nos a llevado a repetir...

Pez, Efe y Alba disfrutando de un café un Domingo!!!
Al exterior, encontramos una tranquila terraza en la que poder reposar si hace buen tiempo, no es que sea extraño pero generalmente no tenemos mucha posibilidad más que disfrutar de interiores...al estar sentados al aire libre no fuimos conscientes, como en la segunda ocasión, del detalle musical, entre silencios pudimos percibir la animación de Shakira y su Waka Waka (un poco pasado ya, pero sigue gustando por aquí recordar dicha victoria no obtenida...jajaj)


Vitrina con la presunta bollería

Centrándonos en el interior, hay varios aspectos a comentar, en primer lugar me referiré a la decoración. Ésta un poco curiosa, alterna cuadros no de tan mal gusto con un panel publicitario "Minute Maid" de mayor tamaño, según Aguilucho la decoración restaba 8 puntos, para mí quizá menos. Sin embargo, restaría muchos más si tratásemos los baños, me dirigí a ellos sin pensar que entraría en una especie de cuarto oscuro, la luz era tan escasa que tenía que ir palpando y la amplitud brillaba por su ausencia también.

Interior desconcertante.
Como vamos llegando al final, incluiré un par de detalles sin importancia pero que me apetece destacar, los vasos se rompen pero no llegamos a decidir si por la torpeza del personal o simplemente por la mala calidad de la loza (como dirían aquí).
No soy objetiva si digo que hubo un momento en el que sentí un inmenso odio por el lugar, pero tranquilos solo era por la presencia de ciertas criaturas con capa que parecían tomar el lugar.


Y vamos con el tema:

- CAFÉ: Marca Sotocal (Sical pero en barato), pasa la media pero no demasiado y sus altas temperaturas hacen pensar que está destinado a personas con el cielo de la boca un tanto adormecido.

-BOLLERÍA: Se encuentran a la vista pero es bastante escasa, muy curioso pero en ambas visitas los críticos optan por las Torradas.

-SERVICIO AL CLIENTE: Sin nada que comentar, ni bueno ni malo.

-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0,80€
                                                                                            

Cafetería del Museo Nacional Soares dos Reis

Palacio dos Carrancas, Rua D.Manuel II

Esta cafetería situada dentro del Museo Nacional Soares dos Reis, no tiene
mayor interés que para tomar un café porque acabas de visitar 40 salas de cuadros feos. Diremos que sólo una estatua se libra de ser diana de tomatazos. Es esta que veis aquí, a la que Aguilucho saca fotos.

Para seros sinceros, no son más que cuatro mesas con sillas colocadas en uno de los pasillos laterales del museo con una "barra" tras la que se refugia un camarero borde y con cara de comer niños.

Pese a todo, el servicio es rápido, y antes de que te des cuenta tienes  el café delante.
El café no estaba mal, pero no era para echar cohetes, es más llegamos a calificarlo como un café con demasiada fluidez. Así como con otras marcas, como Buondi, el café se deja degustar, el que tomamos allí pasaba de la taza al gaznate sin apenas pasar un segundo en la boca .

Otro de los detalles del lugar es que tienes que mantener el silencio (como en casi todas las cafeterías aquí) pero en esta con mayor motivo, porque estás en un museo.

Y aquí llega el detalle curioso. En una visita al señor Roca pude comprobar que el cuarto de baño era impecable: en mármol negro, con espejos gigantescos y jabón de manos que olía bien. Cuál fue mi sorpresa cuando al entrar en el cuartucho del váter, al lado de este había un bidé. ¡Un bidé! Si no lo usamos ni en casa (miento, ciertos miembros del blog lo usamos para poner los pies en remojo), pero ya me dirás tú para que lo quieres en el museo... en fin.
Por cierto, mención de honor para las cucharillas de la cafetería, nos parecieron preciosas, dignas del lugar.

Y ahora al turrón:

-CAFÉ: Marca Grãos d'Africa, no demasiado buena, pero sus sobres de azúcar son muy bonicos.
-BOLLERÍA: No vimos demasiada variedad, creo que había una tarta con pinta de llevar allí toda la semana.
-SERVICIO AL CLIENTE: El camarero era un borde, pero era rápido y eficiente.
-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0'90€

Desde aquí querría hacer un llamamiento especial a nuestro colaborador de Málaga. Ems, mucho "que no escribís nada, que sólo Aguilucho escribe..." pero le recordamos que este blog se creó para poder continuarlo cada uno desde nuestra ciudad post-Erasmus, así que estamos esperando que inaugures la etiqueta de MÁLAGA en  el blog (por otro lado, un beso guapo que te echamos de menos).






sábado, 26 de marzo de 2011

Art's Kafé


Del cual sólo tiene el nombre.

Estar situado cerca de Miguel Bombarda, la calle de las galerías de arte, no da derecho a un café a llamarse de ese modo. Tampoco los cuatro cuadros que había colgados a modo de decoración, combinando de manera horrible con algunos objetos antiguos y dos televisiones, una de las cuales tenía fútbol y otra, anuncios ininterrumpidos.

Rua Breiner, 142
(Cerca de Cedofeita y Miguel Bombarda)
El local es realmente grande, barra a la derecha y un detalle incomprensible; un mostrador de bollería en el cual, en vez de haber lo que debe haber, mostraba dos Kits Kats y un huevo Kinder. Y no, no era ningún tipo de escultura. Se notaba.

En lugar de bollería podemos ver, a través de una barra americana, la cocina, por lo que deducimos que tostadas y lanches pueden salir de ahí. Todo el bar está alumbrado con unas lámparas muy similares a las de los velatorios, por lo que todo está sumido en una semi-penumbra aún habiendo iluminación suficiente; esto provoca cierto bajón al entrar y unas ganas locas de tomar lo que sea y salir de ahí. Además, no se puede fumar, por lo que los tiempos muertos y el jugueteo de las manos sobre la mesa se repiten.

La camarera, una peliblanca muy amable,  sirve un café Sical que no es nada del otro mundo y está a una temperatura sólo antes vista en Cervacafé. Mientras esperas a que el café se enfríe, te das cuenta de que el silencio, el murmullo de los señores mayores de café por la tarde, la mala iluminación y el tamaño del local te amodorran, y acabas medio resbalado en la silla o bien:

1-                Con la mirada perdida en un punto cualquiera de espacio

2-               Participando en conversaciones poco sustanciosas en las cuales el hilo se pierde muy fácilmente

3-              Pensando (y dándote cuenta) de que al salir de este local no tienes lugar en el mundo al que ir.

Por eso, quizás, la visita a este café se ha alargado más de lo normal, aún con los pocos atractivos que ofrece. Es una alternativa para la mañana, cuando tienes tantas cosas que hacer que apenas te importa dónde tomar café; una tostada en esas mesas negras y el escaparate con vistas al asfalto y la fachada de enfrente, terriblemente próxima, recuerdan a l inicio de algún tipo de novela negra/película de miedo.

Pero si vas un sábado por la tarde, lloviendo, y sin muchas expectativas, Art’s Café sacará tu lado más tedioso. 

Vamos a ver si se nos salva...

CAFÉ: Sical, muy caliente y sin esa capa de espumita incluida = Cara triste. 

BOLLERÍA: No puedes verla, lo que es un gran obstáculo a la hora de decidirte a pedir cualquier cosa. 

SERVICIO AL CLIENTE: Rapidez; no se podía esperar menos de un local casi vacío donde la única distracción parece ser preparar café. 
 
PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0,80 €. ¿Alguna duda?






jueves, 24 de marzo de 2011

El Candelabro

Por fin.

El Candelabro no pasa desapercibido, ni siquiera con el mini-local que tiene, haciendo esquina en una calle cerca de Aliados. Y es que desde fuera, su decoración (ventanales con marco de madera antiguos, libros y vinilos en el escaparate) hace que te pares al menos un momento y te preguntes qué es eso antes de seguir caminando.

Rua da Conceição, 3 – Porto
A primera vista, podría parecer otro horrible nido de modernas, pero por suerte no es así. Si bien tiene todo el aire ‘’bohemio’’, propicio para gente extraña y extravagante, lo cierto es que no se ven muchos pintillas por aquí. Y que nadie piense que tengo nada en contra suya. ¡Dan variedad y color al entorno!
Por dentro, en un espacio bastante reducido, algunas mesas bajas y típicos bancos acolchados de peluquería, velillas, música tranquilona y relajante, una estantería llena de libros… tras la barra, la amplia selección de alcohol (por la noche puedes tomarte unas copillas antes de salir..)

Pero no todo van a ser flores, ¿no? Vale que al ser tan pequeño se convierte en uno de esos bares íntimos, pero siempre, y repito siempre, está lleno. Este detalle, a la vez bueno y malo, es bastante jodido porque nunca tienes la certeza de que te vas a poder sentar; por ello, no lo tienes como primera opción cafetera y, claro, nunca quedas en el Candelabro. Esto quiere decir que es más bien un bar ‘’de paso’’, de esos que si por casualidad hay un huequecito, vale, pero ni mucho menos entra en la lista de CE.

Y es una pena, porque el personal es amable (te piden perdón si, como a mi, tardan 10 minutos en servirte un café), el local agradable, la zona buena y el café (Buondi), bastante potable.

En cuanto a artículos comestibles, no los busques porque no hay a la vista. Tienen una tostadora donde te hacen… tostadas (válgame dios), pero no hay un estante con los productos, ni falta que le hace. Haber tenido dónuts al a vista habría hecho del local una cafetería demasiado ordinaria. Pero si te apetece un pan tostado con mermelada acompañando al café, lo tienen.

No es necesaria una crítica mayor en un local tan pequeño. Comentar que tiene terraza, una terraza fea, porque la vista de unos contenedores y la calle con los cochecitos pasando tampoco es demasiado atrayente; pero al menos sirve de desahogo si el interior (como pasará el 90 % de las veces) está lleno.

Desde luego, merece la visita (incluso visitas repetidas), pero cruza los dedos antes de doblar la esquina para que haya una mesa libre. Si no, date un paseo y vuelve, lo agradecerás.

Datos que no son del todo necesarios: 

CAFÉ: Buondi, cremoso, de esos en los que el azúcar se queda un buen rato en la superficie.

BOLLERÍA: Tostaditas que siempre entran bien, aunque podrían tener napolitanas debajo de la barra.

SERVICIO AL CLIENTE: Algo de lentitud y parsimonia, pero creed que todo entra dentro del ritmo del local. Camareros simpáticos, punto a favor.
 
PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0,80 €. No te puedes quejar.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Cervacafé


Disculpen las molestias.
Dirección, como viene siendo costumbre, por determinar. 


Con un nombre tan soso como sus camareros, Cervacafé es una de esas cafeterías que engañan. Sí, engañan con su buena localización (en medio de una cuesta que pide a gritos una parada), una decoración que pasa del 6 con sus cuadros salidos de la mano de alguien de bellas artes, una iluminación cálida y agradable…

Sin embargo, un curioso olor inundaba parte del local. Sin atender a los comentarios que decían ‘’parece que huele a bollos’’, yo opino que tenía más que ver con algún problema en las tuberías.

Cuenta con la típica planta de cafetería alargada con barra a la derecha, donde se muestra la bollería (atisbo de variedad sin llegar a ser atractiva), y unas lámparas de araña sacadas de cualquier película que llaman la atención sin llegar a ser un detalle demasiado hortera.

Como dije, todos los trabajadores de este local necesitan unas vacaciones urgentemente;  ni una mala sonrisa, ni un ‘’gracias’’ o ‘’buenas tardes’’. Pero para eso estamos aquí, para soportar como guerreros los imprevistos y tomarnos el café para bien de nuestros lectores.

En cuanto al producto, un café Segafredo no suena nada mal, eso sí, si la temperatura no es superior a 80 grados centígrados; he estado a punto de perder la lengua al ir a degustar el café. Punto a favor: un servicio bastante rápido.

El fondo del bar.
Otro detalle negativo es que, como en otras cafeterías (véase el Forno dos Clérigos), sirven lo que les viene en gana. Y es que si yo pido un Lunch no quiero que me sirvan un Lunch Especial, que para hacer la gracia cuesta 1,50 (aunque el precio se merece un punto y aparte).

El sistema de cuenta es algo diferente; te dan un papelito en el que en letra casi ilegible ponen el nombre de lo que has tomado. Eso sí, para estropearlo aún más, ni siquiera ponen el precio, lo que hace que te lleves la desagradable sorpresa al ir a pagar.

Diremos que cumple su función de local para charlar, pero teniendo en cuenta que el centro de Porto está lleno de cafeterías a mejor precio y con sonrisas, la dejamos para un día en el que sea tan tarde y estemos tan cansados que no nos merezca la pena subir la cuesta para ir a un café mejor.

Y ahora, se van a cagar.

CAFÉ: Marca Segafredo, servido a una temperatura infernal.

BOLLERÍA: Diremos aceptable, aunque no entra demasiado por los ojos.

SERVICIO AL CLIENTE: Esta panda de amargados necesita ir al baño urgentemente.
 
PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 1,20.
Sí, este es el bonus final. 

viernes, 18 de marzo de 2011

Café Café


Situado en el Aeropuerto Francisco Sá Carneiro en Oporto nos encontramos con una cafetería dispuesta a hacerte más amena la espera para coger tu avión (especialmente si vas acompañado de amigos dispuestos a liarla parda hasta que entres al avión).
El local no es nada del otro mundo, es más, es exactamente igual que cualquier otra cafetería de cualquier otro aeropueto del mundo, eso si bastante más barato que el resto de aeródromos del globo.
El servicio es bueno, agradable. Te sirven en barra por lo que evitas esperas.
Poco más se puede decir de este lugar que aunque nunca hayáis estado no tiene nada que descubrir, pero a mi me hace sonreir cada vez que pienso en ese último café que me tome y comparti entre risas y gritos con mis amigos en Porto.

CAFÉ: Marca Buondi.
BOLLERÍA: No demasiada variedad y a precios de aeropuerto.
SERVICIO AL CLIENTE: Bueno y agradable en su justa medida.
PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 1,20


jueves, 17 de marzo de 2011

Café Nicola

CC Via Catarina, Rua Santa Catarina
Situada en la planta alta del Centro Comercial Via Catarina, la cafeteria Nicola es un lugar para estar de paso.

Digamos que el lugar es más bien enano modesto en cuanto a espacio. Ocupa una pequeña esquina (creemos que le hacen bulling los demás locales) en la que la empleada se mueve con soltura en un espacio de metro cuadrado y medio.

Tiene tres mesas altas y dos taburetes (pensemos que les han robado el resto y no que pretenden que el cliente se tome a prisa y corriendo el café), lo cual hace bastante incómoda la charla de dos horas que solemos mantener en torno a una taza fría.

Básicamente es un lugar para pedir el café y marcharte a la calle a creerte la persona más glamurosa de todo Porto, aunque, seamos sinceros, no te hace falta la taza de café para sentirte así aquí. Sí, somos así de guays.

-CAFÉ: Marca NICOLA (obviamente)
-BOLLERÍA: No tienen demasiada variedad, porque no tienen espacio, pero lo importante lo tienen.
-SERVICIO AL CLIENTE: La chica es muy maja y suele atender rápido.
-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 1€ (sí, es algo caro para lo incómodo del lugar, aunque he de decir que el café estaba delicioso).

miércoles, 16 de marzo de 2011

Forno dos Clérigos

El hermano mutante de Pao Fofo.
Maquinando críticas...
Dirección por determinar.

 Y lo de mutante no es gratuito. El local, muy próximo a Clérigos, es amplio, alargado, con una disposición muy similar a la de la famosa cafetería de Trindade. Nada más entrar, tienes a la izquierda la barra y el mostrador, con la mayor variedad de dulces que he visto hasta el momento en Porto. Tienen rosquillas, pasteles, magdalenas, lunchs y… cabezas de cerdo.

Y es que hay algo que no llegué a comprender en nuestra visita a este lugar. Sobre la barra, a la vista de todas las mesas, hay un enorme cerdo muerto semi quemado con la boca abierta, de modo que mientras te tomas el café o la merienda, estás viendo a ese animal que ni siquiera es apetecible.

Cerdos aparte, su decoración está bastante conseguida, si bien la lejanía de la puerta con respecto a las mesas del fondo puede causar cierta sensación de encerramiento. Las paredes, con fotografías a un lado y reflejo oscuro en otro, cumplen su función de separar el local de los dos inmuebles adyacentes.

El servicio no brilla por su amabilidad ni por su rapidez, si bien tampoco llegamos a preguntarnos dónde se había metido nuestro café. Lo que sí nos preguntamos fue por qué demonios me sirvieron una botella de agua cuando pedí claramente un vaso. Esto quiere decir que en Pao Quente transforman las peticiones de los clientes de modo que sean ellos los que salen favorecidos, así que mucho cuidado al pedir.

El suelo del local, que a primera vista no llamaba la atención, estaba tan lleno de tierra (quiero pensar que era tierra) que casi ibas arrastrándola con los pies; en este caso, entenderemos que era un día entre semana y cerca de la hora de cierre, lo que no impidió, junto con el cerdo, que la sensación general fuera algo asquerosa.
Si algún día estás con hambre pero no sabes de qué, tienes que ir a Pao Quente a decidir. Eso sí, recomendamos evitar mirar fijamente al cerdo (tanto a la cabeza que hay junto a los dulces como el de cuerpo entero que está sobre la barra) para poder ingerir sin que te den arcadas.


Ahora, lo que interesa,

-CAFÉ: Buondi. ¿Quién lo habría dicho? Calidad estándar, sin la cremosidad de otros locales.  

-BOLLERÍA: Hay tanta que te vas a pasar un rato intentando elegir el más apetecible. En detrimento, está todo demasiado junto, por no hablar de CERDO muerto. 

-SERVICIO AL CLIENTE: Trato correcto y casi diría que elegante. Casi.

-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0,90. Sin comentarios. 

viernes, 11 de marzo de 2011

Café Pimms.

Vamos que nos vamos. Literalmente.
Rua do infante Dom Henrique 95 - Porto

He aquí un ejemplo perfecto de cómo desastrar una cafetería que cuenta con una buena ubicación y  una decoración cuanto menos atractiva.

No es demasiado complicado, y en el café Pimms saben cómo hacerlo. Comenzamos con un local pequeñito (que las buenas personas nombrarían de íntimo) con un número excesivo de mesas; esto es, que si hay más de tres mesas ocupadas, prepárate para dar codazos y decir ‘’desculpa’’ a diestro y siniestro.

A continuación, presentemos la decoración. Piensa en una pared de espejos que refleja otra pared llena hasta los topes de ensaladeras, gallos y saleros con forma de pájaro, todo ellos de color blanco; el efecto es muy resultón y la verdad es que ninguno ponemos pega en ello. El problema es querer levantarte y, dado el reducido espacio, casi tirar uno de los bols al suelo y provocar un escándalo. Y es que sería mejor reducir las mesas y ampliar el confort, pero oye, que no quiero criticar al imbécil que ha ideado el local…

Nuestra travesía continúa hacia el servicio. El ‘’café blanco’’ cuenta con unas camareras que, como principal elogio, diré que su pelo rojo contrasta con el blanco de las paredes y no es muy difícil de localizar. No sólo ha tardado un eón en servirnos un café y un croasán (lo ha traído en dos viajes separados por un minuto y medio) sino que se ha olvidado por completo traernos un simple vaso de leche, del cual hasta nos había preguntado si la queríamos fría o caliente.

Podríamos pasar todas estas cosas por lo alto, pero cuando llega la hora de pagar sientes un agujero en el estómago, por no decir arcadas. Noventa céntimos por un vaso de leche es una cosa; 1,20 € por un café otra, y 5 euros por un culín (un culín) de baylis en una copa enorme dejan a esta cafetería con unos precios sólo superados por Atelier (la cual destriparem… criticaremos otro día)

Pero tranquilidad; dan una tarjeta de presentación junto con la cuenta, no se sabe si como invitación o como referencia de ''no volver''. 

Seguid estos pasos y seréis uno de los sitios menos apetecibles de la ciudad. Sí, al poco de entrar el color y el espacio se vuelven contra ti hasta que sales del local casi corriendo. Lo dejamos para un café de emergencia cercano a la zona de Ribera, pero que quede claro, nada, nada más.


Y reiterando:

-CAFÉ: Marca Buondi; ya la conocíamos, pero por dios, el entorno hace que sepa casi 
mal.

-BOLLERÍA: Apenas ves nada en el mostrador (el cual está al fondo), por lo que te guías en una carta en la que al menos ves lo que te van a clavar. 

-SERVICIO AL CLIENTE: Lento, ineficaz, pesado, torpe. Chicas guapas.

-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 1,20. € Sin duda, están tontos.