María vai con as outras.
A falta de una foto de la fachada, he aquí el tipo de muebles que puedes encontrar en el bar. |
Pero por poco tiempo.
Hoy, tengo el placer/honor de hablar de la que probablemente sea la cafetería más insigne de todo Porto. Y digo esto porque, aunque sea un rincón maloliente y oscuro perdido en una calle cualquiera, es casi el primer bar al que nos habituamos a ir los miembros de critiqueo de este blog.
Hecha esta introducción a lo Puke Raimbow, hay que mencionar la enorme modificación que ha sufrido el local desde la primera vez que fuimos hasta hoy. Cualquiera que pase por delante, verá un escaparate enrejado con una sala alargada y medio en penumbra. Los muebles, todos dispares de su madre y de su padre, le dan al local un aire antiguo, como de casa vieja-ocupa-hippie. El hilo musical pasa desapercibido, aunque es lo suficientemente bueno como para dejar de prestar atención a la persona que te está hablando y comenzar a escuchar música.
Esto es a día de hoy. Si a eso le sumas dibujos a lo cutre en las paredes, mesas y sillas desordenadas, barajas de cartas manoseadas y actuaciones de teatro en la planta baja, tienes un bar perfecto.
Y es que el problema de ‘’María vai con as outras’’ es que, tras su remodelación, perdió el aire cutre, aquello que hacía que te sentaras en un sillón y te dieran ganas de dormir. Solían servir los cafés en tazas grandes y diferentes unas de otras; ahora, te dan una tacita estándar que te hace pensar que algún tipo de demonio de la industria cafetera ha aterrizado de lleno en el bar y le ha dado un lavado de cara que no le ha sentado nada bien.
Como todos sabemos, pensar en el pasado o añorar aquello que hemos perdido, lo único que nos trae es una nostalgia estúpida que a efectos prácticos no nos sirve de nada. En cuanto al servicio, no pasa de un ‘’cordialmente amable’’, la calidad de los productos es estándar y la decoración, bueno, puede que te llame la atención durante unos momentos, pero desde luego no llega a envolverte como pasa con otros sitios como casa de Ló o el mítico Pao.
Otra de las cosas que hacía característico este bar era su inusual horario; cerraba un ratito por la tarde y luego podías cambiar el café por una cerveza (en otros casos, cambiar el café por otro café) y estar allí hasta pillar un ciego leve/medio. Ahora cierran los lunes y los domingos, y te dices, ¿dónde demonios voy a perder el tiempo esos dos días?
María es el típico bar donde uno espera ver reunidos a un grupo de pseudo artistas medio intelectuales hablando a voz de grito sobre sus ideas, el gobierno, lo que son y lo que no son las cosas, el amor y todas esas mierdas, mientras fuman como carreteros. Pero resulta que la jodida remodelación ha hecho que sólo se pueda fumar cuando uno de los camareros enciende un pitillo; por ello, pierde la atmósfera de nieblecilla malsana que tanto gusta en locales de medio pelo.
Lamentablemente, hay poco más que decir de este lugar. Puedes irte allí y pasar tardes enteras con una cerveza entre las manos, aunque corres el riesgo de que el sitio te guste y acabes por volver.
Y ahora, los datos académicos.
CAFÉ: Marca Sical. Nada que ver con los buenos tiempos, una taza de mierda normal y corriente.
BOLLERÍA: Existe; dónde, no lo sé. Lo que sí sé es que hoy no tenían queso, por lo que las tostadas o lo que quiera que vendan ahí eran anti-vegetarianas.
SERVICIO AL CLIENTE: Acércate a la barra y espera a que uno de los dos o tres camareros se acerque desde la puerta de la calle a atenderte.
PRECIO DE UN MEIA DE LEITE: 1 Euro. Se merece un ‘’ ¿Pero qué coño es esto?’’
oooh!!Maria, Maria...cuán diferencia hay!
ResponderEliminarSólo puedo decir que me encanta esta entrada Aguilucho!!!
ResponderEliminar:D Ale, pues no me seáis perrones y poneos a escribir!!
ResponderEliminar