Dirección: Travessa de Cedofeita, 20A, Porto. |
Casa de Ló.
Sí. Hay algo inquietante en Ló.
Anclado en una sombría calle próxima al centro de la ciudad, la Casa de Ló no es tanto un café como una vieja tienda que atrae como la miel a las moscas modernas y cools.
La siniestra entrada no presagia nada bueno. |
Eres recibido en una sala llena de vitrinas atestada de pizarrines, bolsitas de especias y demás objetos retro-vintage, sí, pero todo por precios dignos del corte inglés. Luego pasas al bar en sí, que se divide en una sala cerrada y una especie de patio interior que, carente de atractivos, sirve para echarse un cigarro cuando no se aguanta el silencio.
Y es que, entre canción y canción (la música ha sido calificada de ‘’buena’’ por el 80% del grupo) se crea un incómodo silencio que puedes aprovechar para reparar en el extraño, aunque atractivo, ambiente del local.
A mitad de camino entre una casa de campo de alquiler y bar que abre a media noche, casi todo es madera oscura, paredes de piedra y unas luces que como son blanquitas las han dejado allí desde Navidad. Todo está bastante oscuro, lo que propicia ese aire bohemio que se respira al entrar, mezclado con un tufillo a tiza o a plantilla de zapato nueva.
Seguramente por eso el sitio es ideal para sentarse a leer en plan forever alone; claro que no importa si te llevas unas gafas de moderno y echas de vez en cuando miradas nostálgicas al vinilo que gira como si pensaras ‘’oh, quiero viajar hacia atrás en el tiempo’’.
Ésta es la tienda de entrada. Pasa desapercibida. |
Pero hablemos del café. Sí, porque aunque parezca que en cualquier momento alguien va a iniciar una "performance", esto es una cafetería. La meia de leite se sirve en una taza mediana, suficiente como para saciar y pequeña como para desear una segunda. En cuestión de bollería, parece que nadie les ha explicado cómo vender un pastel; desde luego, la forma correcta NO es poniendo cuatro platos tapados con cristales tan gruesos y casi opacos que parecen blindados.
Tuvimos la oportunidad de probar uno de los cuatro pasteles, una tarta de chocolate. El bizcocho podría calificarse de so-so, mientras que el chocolate de arriba estaba frío, lo que te hace mirar alrededor y preguntarte cómo demonios han hecho eso.
Los camareros, si bien no tienen una actitud fuera de lo normal, son simpáticos y permiten que te recrees saliendo de aquel ambiente ambiguo y viajando hasta su cama.
La manzanilla de este lugar apesta, pero las tazas son bonitas.
Los camareros son generosos con las dosis extras de azúcar.
Ésas son las dos cosas que debes recordar.
Cuando uno sale de casa de Ló, no sabe si quiere volver a entrar de inmediato o irse de paseo a tomar el aire. Es un sitio ideal para tomar café y charlar en voz baja, a la vez que es un antro de pseudo-intelectualillos que hablan y miran sin ver, levantando la cabeza de la taza. Así que no queda otro remedio que ir y probar. Si al salir echas de menos la sala tenue y el sabroso café, no tengas duda de que repetirás. Quieras, o no.
Y, como marca el reglamento…
CAFÉ: Marca Bogari, muy sabroso y con una textura peculiar. Lo mejor.
BOLLERÍA. Ay dios mío, hemos pinchado. Poca variedad y mal presentado. Y en cuanto a la calidad… un cinco. De 50.
SERVICIO AL CLIENTE: Sólo diré que todos, al menos una vez, hemos mirado al camarero de la gorra y nuestra mirada se ha ensuciado.
PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 90 céntimos. Hemos vuelto a pinchar.
"Sólo diré que todos, al menos una vez, hemos mirado al camarero de la gorra y nuestra mirada se ha ensuciado." Me encantaaaaaa!!! Este sitio es adorable y la música no es buena, es genial!!!!
ResponderEliminarjajajaja las luces de Navidad son lo mejor, of course!! xdd Sois unos MODERNOS, que lo sepáis!
ResponderEliminarSi chica, estamos rodeados de ellos; así que habrá que integrarse... mañana vamos a por el piercing.
ResponderEliminaros prometo que yo no he mirado al camarero de la gorraa
ResponderEliminarLo certifico
ResponderEliminar(sucio mentiroso)
jajajajjajajajaj no puedo con vuestras sucias miradas!!!
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