lunes, 28 de marzo de 2011

Cafetaria Pingo de Cimbalino.

Praça de Guilherme, Gómes Fernandes Nº64

Café- adictos!! De nuevo desde Porto para criticar
lo que nos atañe.    

Para centrarnos en lo que importa realmente, lo primero y más importante en destacar de este lugar es, como no, el horario. No se si ha sido comentado anteriormente, pero los domingo en Porto es muy complicado, por no decir que se convierte en todo un reto, llevar a cabo nuestro habitual ritual del café. Para el resto de los humanos es impensable que los domingos cierren las cafeterías (absurdo, sí señor.... no consigo comprender aún) pero aquí es algo normal, el hecho de que estos maravillosos señores calmen nuestra sed es de merecido respeto y gratitud, éste es el motivo que nos a llevado a repetir...

Pez, Efe y Alba disfrutando de un café un Domingo!!!
Al exterior, encontramos una tranquila terraza en la que poder reposar si hace buen tiempo, no es que sea extraño pero generalmente no tenemos mucha posibilidad más que disfrutar de interiores...al estar sentados al aire libre no fuimos conscientes, como en la segunda ocasión, del detalle musical, entre silencios pudimos percibir la animación de Shakira y su Waka Waka (un poco pasado ya, pero sigue gustando por aquí recordar dicha victoria no obtenida...jajaj)


Vitrina con la presunta bollería

Centrándonos en el interior, hay varios aspectos a comentar, en primer lugar me referiré a la decoración. Ésta un poco curiosa, alterna cuadros no de tan mal gusto con un panel publicitario "Minute Maid" de mayor tamaño, según Aguilucho la decoración restaba 8 puntos, para mí quizá menos. Sin embargo, restaría muchos más si tratásemos los baños, me dirigí a ellos sin pensar que entraría en una especie de cuarto oscuro, la luz era tan escasa que tenía que ir palpando y la amplitud brillaba por su ausencia también.

Interior desconcertante.
Como vamos llegando al final, incluiré un par de detalles sin importancia pero que me apetece destacar, los vasos se rompen pero no llegamos a decidir si por la torpeza del personal o simplemente por la mala calidad de la loza (como dirían aquí).
No soy objetiva si digo que hubo un momento en el que sentí un inmenso odio por el lugar, pero tranquilos solo era por la presencia de ciertas criaturas con capa que parecían tomar el lugar.


Y vamos con el tema:

- CAFÉ: Marca Sotocal (Sical pero en barato), pasa la media pero no demasiado y sus altas temperaturas hacen pensar que está destinado a personas con el cielo de la boca un tanto adormecido.

-BOLLERÍA: Se encuentran a la vista pero es bastante escasa, muy curioso pero en ambas visitas los críticos optan por las Torradas.

-SERVICIO AL CLIENTE: Sin nada que comentar, ni bueno ni malo.

-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0,80€
                                                                                            

Cafetería del Museo Nacional Soares dos Reis

Palacio dos Carrancas, Rua D.Manuel II

Esta cafetería situada dentro del Museo Nacional Soares dos Reis, no tiene
mayor interés que para tomar un café porque acabas de visitar 40 salas de cuadros feos. Diremos que sólo una estatua se libra de ser diana de tomatazos. Es esta que veis aquí, a la que Aguilucho saca fotos.

Para seros sinceros, no son más que cuatro mesas con sillas colocadas en uno de los pasillos laterales del museo con una "barra" tras la que se refugia un camarero borde y con cara de comer niños.

Pese a todo, el servicio es rápido, y antes de que te des cuenta tienes  el café delante.
El café no estaba mal, pero no era para echar cohetes, es más llegamos a calificarlo como un café con demasiada fluidez. Así como con otras marcas, como Buondi, el café se deja degustar, el que tomamos allí pasaba de la taza al gaznate sin apenas pasar un segundo en la boca .

Otro de los detalles del lugar es que tienes que mantener el silencio (como en casi todas las cafeterías aquí) pero en esta con mayor motivo, porque estás en un museo.

Y aquí llega el detalle curioso. En una visita al señor Roca pude comprobar que el cuarto de baño era impecable: en mármol negro, con espejos gigantescos y jabón de manos que olía bien. Cuál fue mi sorpresa cuando al entrar en el cuartucho del váter, al lado de este había un bidé. ¡Un bidé! Si no lo usamos ni en casa (miento, ciertos miembros del blog lo usamos para poner los pies en remojo), pero ya me dirás tú para que lo quieres en el museo... en fin.
Por cierto, mención de honor para las cucharillas de la cafetería, nos parecieron preciosas, dignas del lugar.

Y ahora al turrón:

-CAFÉ: Marca Grãos d'Africa, no demasiado buena, pero sus sobres de azúcar son muy bonicos.
-BOLLERÍA: No vimos demasiada variedad, creo que había una tarta con pinta de llevar allí toda la semana.
-SERVICIO AL CLIENTE: El camarero era un borde, pero era rápido y eficiente.
-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0'90€

Desde aquí querría hacer un llamamiento especial a nuestro colaborador de Málaga. Ems, mucho "que no escribís nada, que sólo Aguilucho escribe..." pero le recordamos que este blog se creó para poder continuarlo cada uno desde nuestra ciudad post-Erasmus, así que estamos esperando que inaugures la etiqueta de MÁLAGA en  el blog (por otro lado, un beso guapo que te echamos de menos).






sábado, 26 de marzo de 2011

Art's Kafé


Del cual sólo tiene el nombre.

Estar situado cerca de Miguel Bombarda, la calle de las galerías de arte, no da derecho a un café a llamarse de ese modo. Tampoco los cuatro cuadros que había colgados a modo de decoración, combinando de manera horrible con algunos objetos antiguos y dos televisiones, una de las cuales tenía fútbol y otra, anuncios ininterrumpidos.

Rua Breiner, 142
(Cerca de Cedofeita y Miguel Bombarda)
El local es realmente grande, barra a la derecha y un detalle incomprensible; un mostrador de bollería en el cual, en vez de haber lo que debe haber, mostraba dos Kits Kats y un huevo Kinder. Y no, no era ningún tipo de escultura. Se notaba.

En lugar de bollería podemos ver, a través de una barra americana, la cocina, por lo que deducimos que tostadas y lanches pueden salir de ahí. Todo el bar está alumbrado con unas lámparas muy similares a las de los velatorios, por lo que todo está sumido en una semi-penumbra aún habiendo iluminación suficiente; esto provoca cierto bajón al entrar y unas ganas locas de tomar lo que sea y salir de ahí. Además, no se puede fumar, por lo que los tiempos muertos y el jugueteo de las manos sobre la mesa se repiten.

La camarera, una peliblanca muy amable,  sirve un café Sical que no es nada del otro mundo y está a una temperatura sólo antes vista en Cervacafé. Mientras esperas a que el café se enfríe, te das cuenta de que el silencio, el murmullo de los señores mayores de café por la tarde, la mala iluminación y el tamaño del local te amodorran, y acabas medio resbalado en la silla o bien:

1-                Con la mirada perdida en un punto cualquiera de espacio

2-               Participando en conversaciones poco sustanciosas en las cuales el hilo se pierde muy fácilmente

3-              Pensando (y dándote cuenta) de que al salir de este local no tienes lugar en el mundo al que ir.

Por eso, quizás, la visita a este café se ha alargado más de lo normal, aún con los pocos atractivos que ofrece. Es una alternativa para la mañana, cuando tienes tantas cosas que hacer que apenas te importa dónde tomar café; una tostada en esas mesas negras y el escaparate con vistas al asfalto y la fachada de enfrente, terriblemente próxima, recuerdan a l inicio de algún tipo de novela negra/película de miedo.

Pero si vas un sábado por la tarde, lloviendo, y sin muchas expectativas, Art’s Café sacará tu lado más tedioso. 

Vamos a ver si se nos salva...

CAFÉ: Sical, muy caliente y sin esa capa de espumita incluida = Cara triste. 

BOLLERÍA: No puedes verla, lo que es un gran obstáculo a la hora de decidirte a pedir cualquier cosa. 

SERVICIO AL CLIENTE: Rapidez; no se podía esperar menos de un local casi vacío donde la única distracción parece ser preparar café. 
 
PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0,80 €. ¿Alguna duda?






jueves, 24 de marzo de 2011

El Candelabro

Por fin.

El Candelabro no pasa desapercibido, ni siquiera con el mini-local que tiene, haciendo esquina en una calle cerca de Aliados. Y es que desde fuera, su decoración (ventanales con marco de madera antiguos, libros y vinilos en el escaparate) hace que te pares al menos un momento y te preguntes qué es eso antes de seguir caminando.

Rua da Conceição, 3 – Porto
A primera vista, podría parecer otro horrible nido de modernas, pero por suerte no es así. Si bien tiene todo el aire ‘’bohemio’’, propicio para gente extraña y extravagante, lo cierto es que no se ven muchos pintillas por aquí. Y que nadie piense que tengo nada en contra suya. ¡Dan variedad y color al entorno!
Por dentro, en un espacio bastante reducido, algunas mesas bajas y típicos bancos acolchados de peluquería, velillas, música tranquilona y relajante, una estantería llena de libros… tras la barra, la amplia selección de alcohol (por la noche puedes tomarte unas copillas antes de salir..)

Pero no todo van a ser flores, ¿no? Vale que al ser tan pequeño se convierte en uno de esos bares íntimos, pero siempre, y repito siempre, está lleno. Este detalle, a la vez bueno y malo, es bastante jodido porque nunca tienes la certeza de que te vas a poder sentar; por ello, no lo tienes como primera opción cafetera y, claro, nunca quedas en el Candelabro. Esto quiere decir que es más bien un bar ‘’de paso’’, de esos que si por casualidad hay un huequecito, vale, pero ni mucho menos entra en la lista de CE.

Y es una pena, porque el personal es amable (te piden perdón si, como a mi, tardan 10 minutos en servirte un café), el local agradable, la zona buena y el café (Buondi), bastante potable.

En cuanto a artículos comestibles, no los busques porque no hay a la vista. Tienen una tostadora donde te hacen… tostadas (válgame dios), pero no hay un estante con los productos, ni falta que le hace. Haber tenido dónuts al a vista habría hecho del local una cafetería demasiado ordinaria. Pero si te apetece un pan tostado con mermelada acompañando al café, lo tienen.

No es necesaria una crítica mayor en un local tan pequeño. Comentar que tiene terraza, una terraza fea, porque la vista de unos contenedores y la calle con los cochecitos pasando tampoco es demasiado atrayente; pero al menos sirve de desahogo si el interior (como pasará el 90 % de las veces) está lleno.

Desde luego, merece la visita (incluso visitas repetidas), pero cruza los dedos antes de doblar la esquina para que haya una mesa libre. Si no, date un paseo y vuelve, lo agradecerás.

Datos que no son del todo necesarios: 

CAFÉ: Buondi, cremoso, de esos en los que el azúcar se queda un buen rato en la superficie.

BOLLERÍA: Tostaditas que siempre entran bien, aunque podrían tener napolitanas debajo de la barra.

SERVICIO AL CLIENTE: Algo de lentitud y parsimonia, pero creed que todo entra dentro del ritmo del local. Camareros simpáticos, punto a favor.
 
PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0,80 €. No te puedes quejar.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Cervacafé


Disculpen las molestias.
Dirección, como viene siendo costumbre, por determinar. 


Con un nombre tan soso como sus camareros, Cervacafé es una de esas cafeterías que engañan. Sí, engañan con su buena localización (en medio de una cuesta que pide a gritos una parada), una decoración que pasa del 6 con sus cuadros salidos de la mano de alguien de bellas artes, una iluminación cálida y agradable…

Sin embargo, un curioso olor inundaba parte del local. Sin atender a los comentarios que decían ‘’parece que huele a bollos’’, yo opino que tenía más que ver con algún problema en las tuberías.

Cuenta con la típica planta de cafetería alargada con barra a la derecha, donde se muestra la bollería (atisbo de variedad sin llegar a ser atractiva), y unas lámparas de araña sacadas de cualquier película que llaman la atención sin llegar a ser un detalle demasiado hortera.

Como dije, todos los trabajadores de este local necesitan unas vacaciones urgentemente;  ni una mala sonrisa, ni un ‘’gracias’’ o ‘’buenas tardes’’. Pero para eso estamos aquí, para soportar como guerreros los imprevistos y tomarnos el café para bien de nuestros lectores.

En cuanto al producto, un café Segafredo no suena nada mal, eso sí, si la temperatura no es superior a 80 grados centígrados; he estado a punto de perder la lengua al ir a degustar el café. Punto a favor: un servicio bastante rápido.

El fondo del bar.
Otro detalle negativo es que, como en otras cafeterías (véase el Forno dos Clérigos), sirven lo que les viene en gana. Y es que si yo pido un Lunch no quiero que me sirvan un Lunch Especial, que para hacer la gracia cuesta 1,50 (aunque el precio se merece un punto y aparte).

El sistema de cuenta es algo diferente; te dan un papelito en el que en letra casi ilegible ponen el nombre de lo que has tomado. Eso sí, para estropearlo aún más, ni siquiera ponen el precio, lo que hace que te lleves la desagradable sorpresa al ir a pagar.

Diremos que cumple su función de local para charlar, pero teniendo en cuenta que el centro de Porto está lleno de cafeterías a mejor precio y con sonrisas, la dejamos para un día en el que sea tan tarde y estemos tan cansados que no nos merezca la pena subir la cuesta para ir a un café mejor.

Y ahora, se van a cagar.

CAFÉ: Marca Segafredo, servido a una temperatura infernal.

BOLLERÍA: Diremos aceptable, aunque no entra demasiado por los ojos.

SERVICIO AL CLIENTE: Esta panda de amargados necesita ir al baño urgentemente.
 
PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 1,20.
Sí, este es el bonus final. 

viernes, 18 de marzo de 2011

Café Café


Situado en el Aeropuerto Francisco Sá Carneiro en Oporto nos encontramos con una cafetería dispuesta a hacerte más amena la espera para coger tu avión (especialmente si vas acompañado de amigos dispuestos a liarla parda hasta que entres al avión).
El local no es nada del otro mundo, es más, es exactamente igual que cualquier otra cafetería de cualquier otro aeropueto del mundo, eso si bastante más barato que el resto de aeródromos del globo.
El servicio es bueno, agradable. Te sirven en barra por lo que evitas esperas.
Poco más se puede decir de este lugar que aunque nunca hayáis estado no tiene nada que descubrir, pero a mi me hace sonreir cada vez que pienso en ese último café que me tome y comparti entre risas y gritos con mis amigos en Porto.

CAFÉ: Marca Buondi.
BOLLERÍA: No demasiada variedad y a precios de aeropuerto.
SERVICIO AL CLIENTE: Bueno y agradable en su justa medida.
PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 1,20


jueves, 17 de marzo de 2011

Café Nicola

CC Via Catarina, Rua Santa Catarina
Situada en la planta alta del Centro Comercial Via Catarina, la cafeteria Nicola es un lugar para estar de paso.

Digamos que el lugar es más bien enano modesto en cuanto a espacio. Ocupa una pequeña esquina (creemos que le hacen bulling los demás locales) en la que la empleada se mueve con soltura en un espacio de metro cuadrado y medio.

Tiene tres mesas altas y dos taburetes (pensemos que les han robado el resto y no que pretenden que el cliente se tome a prisa y corriendo el café), lo cual hace bastante incómoda la charla de dos horas que solemos mantener en torno a una taza fría.

Básicamente es un lugar para pedir el café y marcharte a la calle a creerte la persona más glamurosa de todo Porto, aunque, seamos sinceros, no te hace falta la taza de café para sentirte así aquí. Sí, somos así de guays.

-CAFÉ: Marca NICOLA (obviamente)
-BOLLERÍA: No tienen demasiada variedad, porque no tienen espacio, pero lo importante lo tienen.
-SERVICIO AL CLIENTE: La chica es muy maja y suele atender rápido.
-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 1€ (sí, es algo caro para lo incómodo del lugar, aunque he de decir que el café estaba delicioso).

miércoles, 16 de marzo de 2011

Forno dos Clérigos

El hermano mutante de Pao Fofo.
Maquinando críticas...
Dirección por determinar.

 Y lo de mutante no es gratuito. El local, muy próximo a Clérigos, es amplio, alargado, con una disposición muy similar a la de la famosa cafetería de Trindade. Nada más entrar, tienes a la izquierda la barra y el mostrador, con la mayor variedad de dulces que he visto hasta el momento en Porto. Tienen rosquillas, pasteles, magdalenas, lunchs y… cabezas de cerdo.

Y es que hay algo que no llegué a comprender en nuestra visita a este lugar. Sobre la barra, a la vista de todas las mesas, hay un enorme cerdo muerto semi quemado con la boca abierta, de modo que mientras te tomas el café o la merienda, estás viendo a ese animal que ni siquiera es apetecible.

Cerdos aparte, su decoración está bastante conseguida, si bien la lejanía de la puerta con respecto a las mesas del fondo puede causar cierta sensación de encerramiento. Las paredes, con fotografías a un lado y reflejo oscuro en otro, cumplen su función de separar el local de los dos inmuebles adyacentes.

El servicio no brilla por su amabilidad ni por su rapidez, si bien tampoco llegamos a preguntarnos dónde se había metido nuestro café. Lo que sí nos preguntamos fue por qué demonios me sirvieron una botella de agua cuando pedí claramente un vaso. Esto quiere decir que en Pao Quente transforman las peticiones de los clientes de modo que sean ellos los que salen favorecidos, así que mucho cuidado al pedir.

El suelo del local, que a primera vista no llamaba la atención, estaba tan lleno de tierra (quiero pensar que era tierra) que casi ibas arrastrándola con los pies; en este caso, entenderemos que era un día entre semana y cerca de la hora de cierre, lo que no impidió, junto con el cerdo, que la sensación general fuera algo asquerosa.
Si algún día estás con hambre pero no sabes de qué, tienes que ir a Pao Quente a decidir. Eso sí, recomendamos evitar mirar fijamente al cerdo (tanto a la cabeza que hay junto a los dulces como el de cuerpo entero que está sobre la barra) para poder ingerir sin que te den arcadas.


Ahora, lo que interesa,

-CAFÉ: Buondi. ¿Quién lo habría dicho? Calidad estándar, sin la cremosidad de otros locales.  

-BOLLERÍA: Hay tanta que te vas a pasar un rato intentando elegir el más apetecible. En detrimento, está todo demasiado junto, por no hablar de CERDO muerto. 

-SERVICIO AL CLIENTE: Trato correcto y casi diría que elegante. Casi.

-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0,90. Sin comentarios. 

viernes, 11 de marzo de 2011

Café Pimms.

Vamos que nos vamos. Literalmente.
Rua do infante Dom Henrique 95 - Porto

He aquí un ejemplo perfecto de cómo desastrar una cafetería que cuenta con una buena ubicación y  una decoración cuanto menos atractiva.

No es demasiado complicado, y en el café Pimms saben cómo hacerlo. Comenzamos con un local pequeñito (que las buenas personas nombrarían de íntimo) con un número excesivo de mesas; esto es, que si hay más de tres mesas ocupadas, prepárate para dar codazos y decir ‘’desculpa’’ a diestro y siniestro.

A continuación, presentemos la decoración. Piensa en una pared de espejos que refleja otra pared llena hasta los topes de ensaladeras, gallos y saleros con forma de pájaro, todo ellos de color blanco; el efecto es muy resultón y la verdad es que ninguno ponemos pega en ello. El problema es querer levantarte y, dado el reducido espacio, casi tirar uno de los bols al suelo y provocar un escándalo. Y es que sería mejor reducir las mesas y ampliar el confort, pero oye, que no quiero criticar al imbécil que ha ideado el local…

Nuestra travesía continúa hacia el servicio. El ‘’café blanco’’ cuenta con unas camareras que, como principal elogio, diré que su pelo rojo contrasta con el blanco de las paredes y no es muy difícil de localizar. No sólo ha tardado un eón en servirnos un café y un croasán (lo ha traído en dos viajes separados por un minuto y medio) sino que se ha olvidado por completo traernos un simple vaso de leche, del cual hasta nos había preguntado si la queríamos fría o caliente.

Podríamos pasar todas estas cosas por lo alto, pero cuando llega la hora de pagar sientes un agujero en el estómago, por no decir arcadas. Noventa céntimos por un vaso de leche es una cosa; 1,20 € por un café otra, y 5 euros por un culín (un culín) de baylis en una copa enorme dejan a esta cafetería con unos precios sólo superados por Atelier (la cual destriparem… criticaremos otro día)

Pero tranquilidad; dan una tarjeta de presentación junto con la cuenta, no se sabe si como invitación o como referencia de ''no volver''. 

Seguid estos pasos y seréis uno de los sitios menos apetecibles de la ciudad. Sí, al poco de entrar el color y el espacio se vuelven contra ti hasta que sales del local casi corriendo. Lo dejamos para un café de emergencia cercano a la zona de Ribera, pero que quede claro, nada, nada más.


Y reiterando:

-CAFÉ: Marca Buondi; ya la conocíamos, pero por dios, el entorno hace que sepa casi 
mal.

-BOLLERÍA: Apenas ves nada en el mostrador (el cual está al fondo), por lo que te guías en una carta en la que al menos ves lo que te van a clavar. 

-SERVICIO AL CLIENTE: Lento, ineficaz, pesado, torpe. Chicas guapas.

-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 1,20. € Sin duda, están tontos.

Café Luso.

Café Lim-pio.

Plaza Carlos Alberto, 92, si no me falla
la memoria. 
Pues sí. Con un suelo tan reluciente que podría sorber el café que se cae al suelo, esta cafetería con vistas a la amplia plaza cuenta con una presentación casi impecable; mesas colocadas al milímetro, colores suaves en las paredes, iluminación agradable… sí.

Tiene una terraza (que con este frío no hay huevos) que podría estar bien en verano si dijéramos de volver; el local, con cristaleras hacia la calle, aporta  un aire de recogimiento que invita a quedarse allí toda la tarde, no como ciertas cafeterías extrañas  cuyas paredes parecen gritarte que te vayas cuanto antes.

En cuanto al servicio, bueno, no esperes alegrarte la vista, aunque el trato es correcto y cordial; sin embargo, opinamos que hay demasiados camareros en relación al tiempo que tardan en atenderte (siete minutos para servir un café con el local vacío es DEMASIADO tiempo). No obstante, cierto es que los camareros se mostraron amables al charlar con unos clientes extranjeritos que pidieron por favor una foto.

Ana, y su fantasmagórica aparición. 
A su favor, diremos que el horario acompaña a nuestro ritmo, ya que abre los domingos hasta relativamente tarde, e incluso el día de fiesta después del carnaval, cuando la ciudad parecía arrasada por el apocalipsis zombi; por ello, es una buena opción los días de desespero (mayormente cafés dominicales de resurrección).

 También tiene cierto nivel de bollería (un lunch bastante decente por un euro) y zumos naturales cuyo precio no te saca los ojos de las órbitas.

Estando en el lugar en el que está, la verdad es que resulta muy tentador sentarse en esta cafetería, que además puede ser la pausa perfecta entre la calle de tiendas Cedofeita y Santa Catarina. Pero quién sabe; igual los dueños sólo tenía un buen día.

Evidentemente:

-CAFÉ: Falta escena. Pero recuerdo un café algo aguado. -1 Punto.

-BOLLERÍA: No hay mucha variedad, pero la presentación te hace la boca agua; y el precio ayuda.

-SERVICIO AL CLIENTE: No esperes más de un ‘’obrigado, boa tarde’’

-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0'90€. -5 Puntos. 

miércoles, 2 de marzo de 2011

Confeitaria do Bolhão

Rua Formosa, 339, Porto
¡Boa noite queridos lectores!

La cafetería de hoy está en un lugar estratégico para atraer al turisteo, justo en frente del Mercado de Bolhão, y tiene un escaparate  de manjares impresionante, de esos que hacen que se te caiga la baba con solo pasar por delante.

Mostrador con "Horror vacui"
La cafetería está casi siempre llena, sobretodo de señoras mayores que van a tomar su café a las 4 de la tarde y se tiran allí hasta la hora de cierre. Las mesas son pequeñas, con lo cual si vais muchos es algo incómodo.

Te atienden a la mesa. Cuando te sientas te dan una tarjeta electrónica en la que guardan toda la información del pedido, de este modo cuando vas a pagar a la salida tan solo hay que entregarla y ya saben todo lo que habéis tomado.

Y ahora lo de siempre:
-CAFÉ: Marca Torrié, a mi no me gustó demasiado.
-BOLLERÍA: Tienen de todo, dulce, salado (pizzas, sandwiches, panes de fiambre...) todo muy rico y barato.
-SERVICIO AL CLIENTE: Las camareras son un poco rancias (cuando encontramos una maja por aquí es como si sonara la flauta) y suelen ser de las que rondan cerca de la mesa agobiando un poco.
-PRECIO DE UNA MEIA DE LEITE: 0'80€

*Maria la griega me ha pedido que comente que los batidos de aquí son malos, te los venden como si fueran hechos de helado y nanay.